Trabajar hábitos saludables te acaba transformando
Mucha gente piensa que ser agradable es algo innato, que no puede aprenderse, y que solo pertenece a unas pocas personas agraciadas, y con un porrón de talento. La buena noticia es que no es así. Por suerte la afabilidad es un hábito que se puede adquirir, ya que pertenece al campo de la inteligencia emocional.
Yo prefiero hablar desde la intuición y desde el sentido común, pero como a la gente le encantan los estudios y las encuestas…, allá va:
En UCLA han realizado un estudio para calificar 500 adjetivos en función de cómo se perciben según su “agradabilidad” (palabro que me acabo de inventar y que sería la traducción de likeability).
Pues bien los adjetivos mejor puntuados no tienen nada ver con ser inteligente, atractivo o más menos del montón. Los tres más votados fueron:
- La sinceridad
- La transparencia
- La capacidad de entender a los demás
Estos adjetivos y otros que veremos más adelante describen a la gente que funciona bien en la parte social de la inteligencia emocional.
En el estudio Talent Smart se estudiaron más de un millón de casos y se llegó a la conclusión de que las personas que tienen esos hábitos no solo son altamente agradables sino que superan con muchísimo margen a aquellas que no los poseen.
Así que allá vamos con 12 de los hábitos que te convertirán en una persona agradable. ¿Qué hábitos saludables tienen las personas agradables?
1# Se hacen cargo
En una charla sobre buenos modales, un diplomático español nos contó que la primera gran virtud que hay que cultivar cuando estás con más gente es la de hacerse cargo.
Lo primero que hace una persona educada y madura cuando entra en una sala, se reúne con otras personas, va a una fiesta, o comienza una conversación en un grupo es detectar a aquella persona que está más descolgada y acercarse para echarle un cable.
Siempre hay uno que está más perdido por diferentes motivos: no conoce a nadie, se siente desplazado, no habla el idioma (o desconoce una jerga particular), acaba de aterrizar en el grupo, o sencillamente acaba de llegar.
Ayuda a esa persona a integrarse. Preocúpate por él o por ella, preséntate tú y preséntale al grupo. Intenta que el resto se interesen por esa persona.
2# Hacen preguntas
¿Ah sí? Pues sí. Estamos tan metidos en nosotros mismos que mucha frecuencia nos encontramos rumiando dentro de nuestra cabeza lo próximo que vamos a decir sin reparar siquiera en lo que nos están contando. ¡Es tan fácil olvidar que existen los demás!
Olvídate de tu rollete interior. Y céntrate en el otro. Escucha lo que tiene que contarte y pregunta. A la gente le encanta saber que está siendo escuchada. Si las preguntas que haces son coherentes y tratan de seguir el hilo del que habla habrás ganado mucho aprecio y respeto.
3# Dejan los teléfonos fuera de la conversación.
Obvio ¿no?
Y sin embargo no terminamos de acostumbrarnos a que una conversación física tiene más valor que una digital. No desprecies a la persona que tienes delante. Es muy desagradable comprobar gracias a una interrupción tonta de teléfono, que en realidad tu conversación no le estaba interesando al otro.
4# Son genuinas
La honestidad es esencial si quieres ser agradable. Y te voy a decir una cosa: ser autentico no se improvisa. Es una cualidad real, no se puede falsificar. La gente se fía de las personas genuinas. Y les ocurre como los buenos restaurantes: se reconocen fácilmente por la afluencia enorme de público.
Están a gusto dentro de su piel porque no tienen que interpretar ningún papel.
Si quieres atraer sé genuino.
5# No tienen prejuicios
¡Buff, la de gente “buena” que me topado, que luego resultaron estar llenas de prejuicios!
Lo de ser de mente abierta es fácil de decir pero a la hora de la verdad se descubre el pastel. Y todo por confundir churras con merinas. Desde cuestiones raciales, ideológicas, religiosas, de punto de vista y muchas veces de lenguaje
6# No buscan atención
La gente suele huir de los que necesitan ser escuchados a todas horas. No es necesario desarrollar una personalidad extrovertida para ser agradable. Basta con ser amistoso y considerado. Habla en tono amistoso, con seguridad y de modo conciso. ¡No seas un pavo real! Deja hueco para los demás. Incluso cuando te están escuchando, no hables solo de tus cosas: acoge en tu discurso al que te escucha.
En definitiva, trata de prestar atención. Esto te dará una personalidad auténtica y sencilla.
7# Son coherentes
Esta debería ir la primera. Podemos pensar de modo diferente en algún punto, pero la coherencia estrecha lazos: no tiene precio. Tienes una jerarquía clara de valores y no los vendes por nada del mundo, y además la gente que te rodea conoce donde tienes tus fundamentos. Así da gusto tratar con alguien.
Y algo más: debes mantenerte coherente incluso cuando estás cansado, desanimado o desorientado. Recuerda que las verdades que se adquieren en momentos de luminosidad deben acompañarte también cuando no veas tan claro.
8# Utilizan lenguaje corporal positivo
Vale. Ahora me dirás que el lenguaje corporal no lo escoges tú. Es verdad cuando eres niño, pero los adultos eligen el rostro que quieren tener. Para cambiar tu gestualidad tienes que hacer dos cosas:
- Cambiar la cara. Quiero decir: haz el esfuerzo de mejorar tu modo de mirar y hablar. (Es una perogrullada, lo sé…, pero tenía que decirlo)
- Cambiarte por dentro. Si estás a gusto contigo mismo redundará en una expresión más cálida.
Es verdad que tan importante es lo que dices que el modo cómo lo dices.
9# Llaman a la gente por su nombre
¿Qué te voy a decir? Yo tenía un amigo que a todo el mundo le decía: ¿Qué pasa, campeón? Y nunca utilizaba el nombre propio…, ¡porque no se sabía ni uno!
Es así. Que te llamen por tu nombre es una sensación muy poderosa. Si lo haces te habrás ganado al personal.
Este hábito se concreta es algo muy simple: a partir de ahora pon todos tus sentidos en grabar el nombre de tu interlocutor en tu cerebro para que no se borre. La parte más importante de una conversación con alguien nuevo es: SU NOMBRE.
10# Sonríen
¡Te lo has currado!
Pues sí. 🙂
Hay algo más: el efecto espejo. La gente reproduce en su interior lo que percibe delante. Así que la sonrisa es un regalo de ida y vuelta.
11# Saben cuándo abrirse
Los que se abren enseguida contando toda clase de padecimientos al desconocido acaban por abrumar al interlocutor. Llegado el momento de la confianza habrá que abrirse pero no antes.
Esto incluye la capacidad de saber cuando se puede utilizar el contacto físico: palmaditas, abrazos, revolver el pelo o cualquier otra cosa pueden ser acogedoras si se saben hacer bien, en el momento acertado y con la persona adecuada.
12# Encuentran el equilibrio entre Pasión y Diversión
La gente apasionada está siempre rodeada de gente. Pero ¡ojo! las personas apasionadas corren el riesgo de la seriedad. Pueden adoptar fácilmente un talante sombrío o crítico.
Si eres apasionado, enhorabuena. Pero no te tomes tan en serio. Añade un poco de fiesta a tu discurso y sé comprensivo.
Quizás no te guste hablar constantemente de chorradas y tonterías o cuestiones insustanciales pero ese tipo de conversación tiene su momento y produce distensión. No te vendas como un ser inalcanzable.